En mi gran aventura docente he vivido un sin fin de experiencias inolvidables. También he tenido topiezos de los cuáles he sabido levantarme y no desistir ante la adversidad.
Me siento orgullosa por el trabajo que he desempeñado y la huella que he dejado a lo largo de los años en cada generación.
Recuerdo con nostalgía aquel día que parti del seno familiar motivada por mi familia y sobre todo trabajar en una escuela de nueva creación de Educación Inicial con niños y niñas de lactantes, maternal y preescolar.
Las experiencias que he vivido como docente son mi mayor tesoro. Aún recuerdo algunos nombres de mis alumnos y la gran alegría que sentí cuándo Omar me encontro en el zócalo de Tehuacán y me recordo con un abrazo y un beso.
También la gran perdida de un alumno muy querido en una situación muy dificil que he sabido superar al paso de los años y que aún me duele su partida.
Esos gratos recuerdos de risas cristalinas y sinceras de mis alumnos o alumnas al realizar sus juegos favoritos y también al hacerme su confidente cuándo las cosas estaban mal en casa.
Son algúnas de tantas aventuras que he vivido cómo docente y que me motivan a continuar en cada nuevo día.